Ritual de plantar un árbol (paadodyaapana).
En el Matsya PuraNa hay un capítulo, el cincuenta y nueve, dedicado al rito de plantar árboles (paadodyaapana). Esta ceremonia es considerada como la festividad del árbol (vRkSotsava) y su ejecución proporciona todos los deseos. La ceremonia recuerda por su complejidad a los rituales védicos. En primer lugar, hay que cumplir con los ritos preliminares propios de la construcción de estanques, pozos, jardines, etc. (ver Matsya PuraaNa cap. 58).
En un día propicio de la quincena de la luna creciente, en el período que va del solsticio de invierno al de verano (uttaraayana es decir, entre diciembre y junio), se erige el altar sacrificial de forma cuadrangular sobre un terreno ligeramente inclinado hacia el este. A continuación se levanta el pabellón sacrificial (maNDapa) también cuadrangular con cuatro entradas dirigidas respectivamente a los cuatro puntos cardinales. Alrededor del altar sacrificial se cavaran los hoyos (kuNDa) que albergarán el fuego sacrificial. El número de hoyos ha de ser nueve, siete o cinco. Se construirán umbrales en cada una de las cuatro puertas del pabellón sacrificial con las ramas de cuatro árboles distintos de la especie ficus: la higuera sagrada (Ficus religiosa, azvattha), la higuera silvestre (Ficus glomerata, uduMbara), la higuera de hojas onduladas (Ficus infectoria-plakSa) y el baniano (Ficus bengalensis, vaTa).
En cada umbral se apostarán dos guardianes, dos sacerdotes y dos recitantes. Todos ellos brahmanes y buenos conocedores de los Vedas. Se escogerá también al sacerdote, el más excelso de entre todos los brahmanes. Al lado de los hogares del fuego sacrificial se colocarán los objetos del sacrificio: cántaros sagrados (kalaza), utensilios diversos (cucharas, atizadores, vasijas, aventadora, etc.), el abanico (vyajana), la escobilla (caamara) y las bandejas de cobre. A continuación se ofrecerán a sus divinidades correspondientes las gachas consagradas (caru) de distintos colores. El sacerdote recitando las invocaciones adecuadas colocará todo el material en el suelo para ofrecerlo a los dioses. A continuación se plantará el poste sacrificial tallado con la madera de un árbol lechoso (kSirin) y de la misma altura que la persona por cuya cuenta se celebra el sacrificio(yajaamana).
Se ataviarán a 25 sacerdotes oficiantes (Rtvij) con ornamentos de oro, con anillos, brazaletes y pulseras. Se les ofrecerá asimismo ropas y canapés para tumbarse y otros objetos valiosos. Se colocaran en una bandeja figurillas de distintos animales: una tortuga y un cocodrilo hechos de oro, un pez y un camaleón de plata, un cangrejo y una rana de cobre y dos delfines del Ganges hechos de hierro. Los sacerdotes bañaran al sacrificante (yajaamana) con aguas impregnadas de hierbas medicinales y untarán su cuerpo con ungüentos de sándalo blanco y le vestirán con ropas y guirnaldas blancas. Así ataviado el sacrificante junto con su esposa, sus hijos y sus nietos entrará por la puerta oeste del pabellón sacrificial al son de los tambores auspiciosos.
Tras la entrada el sacerdote principal dibujará encima del altar un círculo (maNDala) con polvos de cinco colores, en su interior trazará los dieciséis radios de una rueda y en el centro dibujará la forma de un loto. En cada una de las direcciones indicadas por los radios colocará las imágenes de los planetas y de los regentes de los puntos cardinales. En el centro mismo del círculo instalará un cántaro sagrado mientras recita los mantras en honor de VaruNa, el dios de las aguas. Sobre el cántaro colocará las imágenes de Brahmaa, Íiva, ViSNu, GaNeSa, LakSmii y Paarvatii. Acto seguido con el fin de propiciar la harmonía entre todos los seres colocará a las figurillas que simbolizan el conjunto de las criaturas (bhuutagraama). Todo esto ha de ir acompañado con ofrendas de flores, comida y frutos. Al mismo tiempo se envolverán los cántaros restantes, rebosantes de agua, con paños de ropa.
El sacerdote principal adornará con flores y perfumes a los guardianes de las puertas y ordenará respetuosamente a los sacerdotes para que den inicio a las recitaciones. En la puerta del este se situarán dos recitantes del .Rgveda, en la puerta del sur dos recitantes del Yajurveda, en la del oeste dos recitantes del Saamaveda y en la puerta del norte dos recitantes del Atharvaveda. El sacrificante se sentará en la parte del sur de cara al norte. El sacerdote principal invitará a los sacerdotes oficiantes a iniciar el sacrificio y a otros a susurrar las salmodias más excelentes. Tras instigar a todos los celebrantes el sacerdote principal rociará el fuego con agua bendita y mientras recita las invocaciones a VaruNa derramará la mantequilla y colocará las astillas de la madera ritual (samidh). Inmediatamente todos los oficiantes empezaran a ofrecer sus oblaciones al fuego en honor de los planetas, de Indra, de Íiva, de los Maruts (los dioses del viento), de los regentes de los puntos cardinales y de Vizvakarman, el arquitecto del universo. Tras haber instalado las imágenes de los dioses con las invocaciones propicias se arrojara en los cántaros el polvo de siete lugares distintos: de la planta del pie de un elefante, del casco de un caballo, de la rueda de una carroza, de un termitero, de la confluencia de dos ríos, de un establo de vacas y de un cruce de caminos. Se arrojará también en el agua de los cántaros un mezcla de hierbas medicinales, gorocan, granos de mostaza, sándalo y gulgul. Finalmente se añadirá a los cántaros el paJcagavya, un preparado con los cinco productos de la vaca: cuajada (yogurt), leche, mantequilla, boñiga y orín. Tras remover bien el agua de los cantaros se uncirá con ella al sacrificante.
Por lo que respeta al rito de plantar un árbol se especifica que hay que bañar los árboles jóvenes en agua purificada con hierbas medicinales. Se rocían con leche cuajada y se les arrojan granos de arroz consagrado (akSata). Se adornan con guirnaldas de flores y se envuelven en telas. Se les perforan las orejas (?) con una aguja de oro y se les aplica colirio negro con barritas de oro. Se preparan figurillas doradas de frutos y se colocan junto con los árboles en el altar sacrificial. En ese momento se les fumiga con incienso preparado con la resina del Amyris agallochum (guggula). Se colocan los árboles en diferentes bandejas de bronce y se disponen a su alrededor siete clases distintas de cereales. Se les adorna también con paños y ungüentos de sándalo. A continuación colocando cántaros sagrados cerca de cada uno de ellos y depositando en cada cántaro un trozo de oro se presentan las ofrendas y se procede al culto de los árboles. Por la noche los sacerdotes ofrecerán oblaciones al fuego en honor a los regentes de los puntos cardinales y a las deidades de los árboles. Acto seguido se traerá una vaca lechera y se la ataviará con blancas telas. Se le adornará la testa con cadenitas de oro y se cubrirán sus cuernos con fundas de oro. Para ordeñarla se dispondrá de un recipiente de cobre. Se la pondrá cara al norte y se la soltará con estos ornamentos entre medio de los árboles. Los sacerdotes oficiantes recitarán las invocaciones pertinentes acompañadas por música instrumental y por las salmodias de los tres Vedas . Se uncirá al sacrificante con el agua de los cántaros. La ceremonia continuará por espacio de cuatro días ofreciendo presentes y comida a los sacerdotes oficiantes. Al cuarto día se celebra una fiesta y para concluir la ceremonia se ofrece como presente una cosa muy querida.
Traducido del sánscrito por Oscar Pujol©2001 sanskritavani